
Creo que este título refleja una inolvidable experiencia vivida en tierras venezolanas; sólo han sido dos meses, pero realmente de mucha intensidad, sentimientos y emociones fuertes. Antes de nada presentarme, soy Carlos, seminarista de
La experiencia ha sido muy rica y variada, el primer mes lo he pasado en Ciudad Bolívar donde me he podido acercar a muchas realidades: estuve en un mini-campamento de 5 días en Campo-Mata con el MTA (Movimiento Teresiano), visité las comunidades indígenas de Mare-Mare y Barbonero, fui un fin de semana a una graduación a
El otro mes lo pasé, en su mayor parte en Caicara del Orinoco, en
¿Por qué me has elegido a mí para vivir todo esto? ¿Por qué has querido que yo viera, viviera y sintiera todas estas cosas? ¿Para qué Señor? ¿Qué quieres de mí? Preguntas que me surgían cada vez que me ponía en relación con Dios. Comprendí a la perfección cuando el Evangelio dice que “el Reino de Dios es para los sencillos y humildes, no para los sabios y entendidos”.
Ahora puedo decir que este versículo de
Tuve la gran suerte de encontrarme en estos días con personas muy sencillas, con poca educación, poca cultura…y Dios me concedió el don de que algunas de estas personas me abrieran su corazón. Creo que esta ha sido para mí la experiencia más fuerte de todas. Que alguien se fijara en mí para compartir conmigo su vida más profunda, sus problemas, sus miedos, su vida en definitiva, creo que no lo podré olvidar nunca. Muchas veces he escuchado en estos días hablar del Espíritu Santo, cantidad de veces, de una manera o de otra, pero yo sé que el momento donde descubrí su presencia fue en la historia personal de las personas que confiaron en mi, curiosamente en la intimidad y en el tú a tú, en la cercanía del corazón, en el amor incondicional que no juzga y que no se ve ni se tiene porque ver, en la caricia que va cargada de significado, en el silencio, en lo escondido, en lo oculto…ahí es donde yo viví la experiencia más fuerte en Caicara.
Un Dios de personas y no de cosas, un Dios cercano que se preocupa por la realidad que viven las personas, un Dios que se transparenta en los pobres, un Dios que no hace ruido, un Dios apasionado. Si hermanos, puedo decir que la revolución de la esperanza y de la gracia que comenzó Jesús sigue siendo actual, real y verdadera. La receptividad de los venezolanos para los cosas de Dios es algo fuera de lo normal.
Como siempre lo que realmente me llevo de Caicara son un montón de nombres concretos, de personas concretas, de rostros concretas, con sus historias personales, que están dentro del corazón de Dios: “muchos rostros, un solo corazón”.
Doy gracias a Dios de una manera especial por Manuel Lozano, Manuel Arteaga, Padre Amalio, “Carito” (seminarista de Málaga), y Alexis (seminarista de Ciudad Bolivar), por su vida, por su historia, por su vocación, y por su presencia.
“La vida consiste en confiar, no en acertar”
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