07 agosto 2007

" Mi expereincia misionera " (Noelia Bañasco Montero)



Mi experiencia misionera comenzó hace años en mi cabeza, pero se hizo realidad este pasado 1 de Mayo y cualquier idea que pudiera tener se quedo corta cuando llegue allí y pude vivirlo en primera persona durante los casi tres meses que duro.

Cuando llegue a Venezuela el primer contacto fue con los sacerdotes de Caicara del Orinoco Antonio, Manuel, Manolo y Juande que son cuatro personas maravillosas y totalmente entregadas a su labor, gracias a ellas la Palabra de Dios llega a muchas comunidades y pueblos que algunas no son de fácil acceso y es muy complicado llegar allí, pero ahí están ellos no solo en lo religioso sino también en lo humano ayudando a cualquiera que lo necesite.

Solo un par de días después ya estaba en lo que seria “mi casa”durante mi estancia allí que es la casa de las hermanas concepcionistas Josefa, Ángeles y Socorro de Morichalito y digo mi casa porque ellas me lo hicieron sentir así desde el primer día que llegue y me trataron con un cariño y un amor que por ello les estaré eternamente agradecida y les tendré un cariño muy especial siempre.

El trabajo que ellas realizan en Morichalito es increíble no solo con los niños indígenas en la escuela “Fe y Alegría Carmen Salles” y en los nueve multihogares repartidos por las diferentes comunidades, sino también con las familias de esos niños y en cualquiera de esas comunidades.

De todo eso junto con ellas yo he aprendido mucho, y mi día a día se repartía por las mañanas en la escuela ayudando en las clases, en el comedor o en lo que hiciera falta y por las tardes iba a las comunidades o bien en la escuela dando clases a los adultos que tenían un gran interés en aprender a leer, escribir, matemáticas.....Los fines de semana los dedicábamos para ir por las comunidades y allí rezábamos, cantábamos, charlábamos con ellos también repartíamos caramelos que para ellos era una fiesta y aprovechamos para llevar la comida de los multihogares de toda la semana.

Pero cada día era diferente porque surgían nuevas cosas como llevar enfermos al hospital o ir a visitarlos, ver los nuevos bebes que iban naciendo, hasta incluso asistir a algún velatorio o entierro, en general, estar presentes en sus vidas y ayudarles en todo lo posible.

Un momento importante del día para mi era cuando caía la tarde y llegaba el momento de la oración, en ese sitio de la casa que tanto me gustaba que es su capilla y después de un día de trabajo y de ver cosas alegres pero también muy tristes a veces, llegaba ese momento tan especial junto con las hermanas y que a mi me reconfortaba, me alegraba y me llenaba de paz.

Para mi y creo que para cualquiera que tenga la gran suerte que he tenido yo de vivir esa experiencia, es muy difícil poder expresar con palabras todas las sensaciones, sentimientos, historias y momentos vividos allí, pero en cada uno de ellos he notado la presencia de Dios con una gran fuerza.

No quiero olvidarme del grupo de personas tan buenas que trabajan con las hermanas en la escuela, que tanto cariño me dieron y con las que tan buenos ratos he pasado.

También he tenido la suerte de conocer al grupo de jóvenes de la parroquia de Morichalito con Adela a la cabeza que me acogieron en su grupo como una mas y me hicieron participe de todas las cosas que organizaban.

Otra parte importante de mi viaje fue la semana que pude compartir con las hermanas Lauritas (congregación colombiana) Rubiela,Mery, Luzalba y Yenny, una chica que se esta preparando para entrar en el noviciado, en Guarataro indígena que es una comunidad mas apartada, de difícil acceso y sin luz pero nada de eso fue impedimento para vivir una buena semana junto a ellas y así poder tener otro tipo de experiencia. Allí ayude en la escuela y en la enfermería, donde pude colaborar en campañas de vacunación que se estaban llevando a cabo. Fue una semana muy gratificante donde me encontré muy a gusto y me llene de nuevas sensaciones.

También tuve la ocasión de conocer al Arzobispo Monseñor Medardo en una visita suya a Morichalito y luego estuve en su casa en Ciudad Bolívar donde el y su hermana me acogieron con mucha hospitalidad, es una persona muy cercana, sencilla, humana y fue un gran placer conocerle.

De todas las personas que conocí allí he aprendido y me han aportado mucho como persona.

Es algo impensable en el mundo en el que vivimos que siempre estamos insatisfechos con todo, se pueda encontrar gente que con tan poco y en las condiciones en las que viven sean tan felices, alegres y cariñosos y todo eso sean capaces de transmitírtelo con tanta fuerza que te llenen a ti de todo eso. Por eso llego a la conclusión que por mucho que haya dado yo, muchísimo mas he recibido.

Solo me queda desde aquí animar a todo el mundo que tenga una inquietud como la que yo tenia, que se decida y viva una experiencia así porque les puedo asegurar que jamás podrán olvidarlo como a mi me ocurre, y llegaran llenos de una paz, felicidad y alegría interior que vale mucho mas que cualquier otra cosa y que es muy complicado explicar.

Quiero dar las gracias a las hermanas, a los sacerdotes y a toda la buena gente que conocí allí y sobre todo a Antonio Collado sacerdote en Caicara que es familiar mío y el me abrió las puertas de lo que seguro será una de las mejores vivencias de mi vida.

Noelia Bañasco Montero-Marbella(Málaga)