Tarjeta de invitación a la toma de posesión del nuevo Arzobispo. A la izquierda: Mons. Medardo Luis Luzardo Romero, arzobispo emérito. A la derecha: Mons. Ulises Antonio Gutierrez, nuevo arzobispo de Ciudad Bolívar
El influjo del Espíritu Santo en la comunidad cristiana, suscita permanentemente guías y pastores del pueblo de Dios. Esta sucesión apostólica nos garantiza la inserción verdadera en la Iglesia que funda Jesús
Procesión de entrada con la presencia del Nuncio de S.S. y numerosos obispos de Venezuela
Interior Catedral de Ciudad Bolívar el día de la toma de posesión
De izquierda a derecha: Pietro Parolín, Nuncio Apostólico; Mons. Ulises Antonio Gutierrez, nuevo arzobispo de Ciudad Guayana; Mons. Medardo Luzardo, obispo emérito
Palabras de Mons. Medardo Luis Luzardo Romero, Arzobispo Emérito, al inicio de la concelebración eucarística, en la toma de posesión canónica del nuevo Arzobispo:
“Día tras día te bendeciré, Señor, y alabaré tu nombre por siempre jamás”
(Salmo 144)
Con profunda humildad y confianza, colocándome bajo el Amparo de la Bienaventurada Virgen María, como lo hice al inicio de mi servicio pastoral en esta Arquidiócesis, ruego al Dios Padre, rico en misericordia, por su Hijo Unigénito y su Espíritu Consolador, me conceda la sabiduría, sencillez y claridad necesarias para expresar y compartir con Uds., breve y cumplidamente, los sentimientos que ahora me embargan, en este momento tan importante para esta Iglesia cuyo servicio pastoral me confió, a pesar de mis limitaciones e indignidad.
Mons. Medardo Luzardo, junto a Mons. Ubaldo Santana, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, saludan a los fieles al terminar la concelebración eucarística
Ante todo un saludo respetuoso y cordial al Excmo. Mons. Pietro Parolin, Nuncio Apostólico en Venezuela, agradeciéndole la particular preocupación por esta Iglesia arquidiocesana, en particular durante este período tan importante para la misma. Hoy, como siempre, su presencia entre nosotros nos hace sentir la cercanía del Santo Padre. Por su digno intermedio, Excmo. Señor, elevo mi saludo respetuoso y de obediencia filial a Su Santidad Benedicto XVI, implorando la bendición apostólica y agradeciéndole el nombramiento del nuevo Pastor para esta Iglesia.
Mons. Medardo condecorado como hijo adoptivo del Municipio Heres del Estado Bolívar, posa con gran humildad con todas las personas que quieren tener un recuerdo de su persona
En segundo lugar, asumo la representación de toda esta Asamblea para saludar atentamente a las Autoridades Civiles y Militares que nos acompañan en esta ceremonia. Muchas gracias por su presencia, que subraya la importancia de este acontecimiento, y que nos compromete en el mutuo respeto y cooperación en el servicio del bien común.
Saludo con afecto de hermano, y les expreso una cordial bienvenida, a todos y cada uno de los Excmos. Sres Arzobispos y Obispos que con su presencia dan testimonio de la comunión intensa que anima nuestra Iglesia en Venezuela y con la Iglesia universal. Que el Señor les bendiga a ellos y a sus respectivas diócesis. Saludo con particularísimo gozo, presentándole la más cordial y fraterna bienvenida, al nuevo Arzobispo de Ciudad Bolívar, Excmo. Mons. ULISES GUTIERREZ REYES, hasta hoy digno Obispo de Carora. A los miembros de esa Iglesia aquí presentes doy también cordial saludo de bienvenida y abrazo fraterno, augurándoles la pronta designación de un nuevo Pastor. Saludo a los Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas y Seminaristas; a los miembros de los movimientos y asociaciones organizados, en fin, a todos y cada uno de los Fieles de las diferentes parroquias y demás comunidades cristianas de esta arquidiócesis aquí representadas. Es una presencia que les manifiesta y fortalece como Pueblo de Dios, Asamblea santa, Pueblo Sacerdotal, unido en la misma fé, esperanza y caridad, para alabar a Dios, en el día en que reciben al nuevo Pastor que el Señor les ha enviado.
El sábado 12 de Noviembre el arzobispo emérito se despide de los fieles de Caicara del Orinoco y del Municipio Cedeño. En la gráfica: entrando al Templo Ntra. Sra,. de la Luz, acompañado del presbítero Juan Manuel Barreito y el diácoo Alexi Castillo
Cumplido este primer deber, quiero ahora reconocer y manifestar que, para toda esta asamblea, este acto profundamente eclesial, constituye una rendida acción de gracias al Dios Padre de toda bondad, y para mí personalmente, ocasión oportuna para un humilde reconocimiento de mi indignidad y pequeñez, y para una confiada oración. Por eso me complazco en repetir, desde lo más íntimo de mi ser, ”DIA TRAS DIA TE BENDECIRE, SEÑOR, Y ALABARE TU NOMBRE POR SIEMPRE JAMAS”
Ante todo, acción de gracias al Dios de toda bondad, que en sus inescrutables designios, me confió el pastoreo de esta querida porción de su rebaño, esta Iglesia de Ciudad Bolívar, por tantas gracias y bendiciones recibidas durante esos 25 años que he permanecido al servicio de la misma, teniendo siempre presente el ejemplo y llevando ahora conmigo el recuerdo de las virtudes de todos, en primer lugar del Excmo. Mons. Crisanto Mata Cova, mi ilustre antecesor, así como los de generosos sacerdotes, como el Ilmo. Mons. Samuel Pinto Gómez y los Pbros. Claudio Briso, Lino Priante, y Pedro Torres; los religiosos Gumersindo Neiro, Franciscano, Jesús Nieto, Capuchino, Pedro Ortega, Paúl, por mencionar sólo a los difuntos, que sirvieron a esta Iglesia hasta su muerte, entregados plenamente al servicio del Pueblo de Dios. También me llevo el recuerdo y admiración del testimonio de una vida de entrega a Dios, el de las religiosas que fueron llamadas ya a la Casa del Padre a lo largo de este período.
Pancarta de bienvenida en la fachada del templo Ntra. Sra. de la Luz
Debo también alabar y bendecir al Buen Pastor, Jesucristo Nuestro Señor, por haberme otorgado el gozo inefable de servirle como instrumento suyo para hacer partícipes de su sacerdocio a la mayoría de quienes hoy con alegre generosidad, sirven a la porción del rebaño que les fué confiada.
Tampoco puedo omitir la mención y gratitud particular a los sacerdotes venidos de otras Diócesis, especialmente de Málaga, quienes se han entregado y desgastado por más apartados caminos para sembrar la semilla del Evangelio con alegría y generosidad. Que el Señor bendiga a esas Diócesis y a esos sacerdotes que, alejándose de su Patria, su familia, su Iglesia, vinieron a consagrarse al servicio de nuestro pueblo. Cabe incluir aquí a los sacerdotes, que se dedican callada y alegremente al servicio de las comunidades indígenas. Que el Señor les bendiga copiosamente.
Mons. Medardo preside la Eucaristía con la comunidad, usa la casulla de ordenación del P. Manolo, ausente ese día por asuntos médicos
Consiguientemente, con mi alabanza al Señor, debo expresar también mi gratitud al Presbiterio colegialmente considerado, y en particular a cada uno de los sacerdotes, que diariamente entregan su vida por el Evangelio en las distintas comunidades parroquiales, con dificultades ciertamente, pero con el gozo de servir al Señor que les escogió para el servicio de su pueblo. Menciono también a los Diáconos Permanentes, Lino Diamont y Jesús Cardozo, verdaderos servidores por su consagración al servicio del ministerio del Obispo y de los Presbíteros, y al Pueblo fiel. Ellos han llegado a ser ejemplo para nosotros. Que el Señor les mantenga fieles y firmes en su servicio.
De izquierda a derecha: monaguillo Eloy; P. Juande; Mons. Medardo, Alexi Castillo y Juan Manuel Barreito
Otro motivo para agradecer y alabar al Señor es, sin duda alguna, la presencia y entrega sencilla y dinámica, de los Religiosos y Religiosas, con su testimonio alegre y eficaz en las parroquias, colegios y centros misioneros. Mi admiración y gratitud personal para con ellos, y en nombre de la comunidad arquidiocesana. Que el Señor fortalezca esa presencia para siempre en esta Iglesia, para gloria de Dios e implantación de su reino.
La comunidad cristiana da gracias a Dios y a Mons. Medardo por su largo y fecundo ministerio pastoral. En la gráfica: el turno del equipo de matrimonio, representado por esta bella familia
Particular motivo de gratitud al Señor lo constituye lo que fue el Centro Vocacional Ntra. Sra. del Rosario, germen del actual Seminario Mayor Jesús Buen Pastor. Gracias a los sacerdotes que sirvieron al Centro Vocacional, y a la Hermandad de los Operarios diocesanos, por su servicio en el Seminario Mayor, gracias al Presbiterio y al Pueblo de Dios, que han mirado con tanto cariño y se han mostrado generosos para con esta institución, básica en toda Iglesia diocesana. No puedo sino rogar al Dueño de la mies que bendiga esta Iglesia con abundantes vocaciones y, por tanto, llamar a todos sus miembros a la búsqueda y al cultivo de las mismas.
Los Mariachis "Hermanos Castillo" en nombre de toda la comunidad homenajearon a Mons. Medardo con rancheras y cantos propios del continente latinoamericano
Mención especial debo hacer de todos los Movimientos de Apostolado y Asociaciones de fieles. Pido a Dios continúe fortaleciendoles con su gracia, para que crezcan en santidad y testimonio evangelizador.
Tampoco puedo olvidar en esta sencilla y sentida expresión de gratitud, a quienes colaboraron conmigo en la Curia y en la Residencia arzobispal. En la Administración y Secretaría, en el Instituto arquidiocesano para el sustento del Clero (IASCLE), en Caritas arquidiocesana, en los institutos y organizaciones educativas, como AVEC Y APEP, y al personal obrero. A todos, mi reconocimiento por su labor y por la acogida cordial y afectuosa con que siempre me distinguieron y colmaron de alegría mi caminar entre uds. y con ellos. Que el Señor les fortalezca con la abundancia de su gracia.
Posando con el grupo juvenil de Ntra. Sra. de la Luz en Caicara Mis queridos hermanos: Junto a la acción de gracias, que he expresado fugazmente, siento por encima de todo, la necesidad imperiosa de pedir perdón al Señor y a todos y cada uno de Uds.,, por mis deficiencias, por mis descuidos y negligencias
Todos querían tomarse fotos con él porque es muy querido en esta tierra coroberaPido perdón al Señor por no haber sabido corresponder adecuadamente a la misión que quiso confiarme. Ha sido a causa de mi incapacidad, pero también de mi negligencia y descuido. Por ello, Perdón, Señor, perdón.
Después del banquete eucarístico se celebró una comida compartida en el Restaurante "Churuata del Panare"También pido perdón a los Sacerdotes, a los Religiosos y religiosas, a los movimientos de apostolado, a los fieles laicos, por no haber estado yo a la altura de las circunstancias, y por no haberles presentado iniciativas o no haber secundado las que me presentaron. Por todo ello: les pido perdón. La lista sería interminable. Les ruego a uds. pidan perdón por mí, y perdónenme también uds.
Con este cartel de bienvenida lo recibieron a la entrada de la Churuata del PanareA las familias y a los jóvenes, por no haberles indicado con suficiente claridad los senderos del evangelio, del sacrificio, de la solidaridad. Perdón, perdón.
En esta fiesta hubo de todo, incluyendo el joropo, baile típico del floklore venezolano, ¡una belleza!Quiero terminar esta efusión del corazón, renovando mi palabra de Bienvenida al Excmo. Mons. ULISES GUTIERREZ, presentándole este pueblo sencillo, generoso, acogedor, y a sus pastores, igualmente entregados a su misión. Cuente con ellos. Estoy seguro de que responderán con entusiasmo y entrega a las enseñanzas y orientaciones de su Pastor. Y a todos Uds. aquí reunidos, que representan hoy a todo el pueblo de Dios que peregrina en esta Iglesia particular, les digo: Aquí está el Pastor escogido por Dios y enviado para conducirles por los caminos de la de la Fe y de la Nueva Evangelización. Un Prelado sencillo, cordial, cercano, experimentado, alegre, dialogante, entusiasta, dinámico. Estoy seguro de que su entrega plena al servicio de Uds. y del Evangelio, contará siempre con la cooperación de todos.
Momento del brindis y palabras de Mons. MedardoFinalmente, les presento una súplica y los hago una promesa: les pido sus oraciones y les prometo tenerles siempre presentes en las mías.
Posando con maestras y catequistas de Caicara del Orinoco“SALVA A TU PUEBLO, SEÑOR, Y BENDICE A TU HEREDAD. SE SU PASTOR Y GUIALO POR SIEMPRE. DIA TRAS DIA TE BENDECIREMOS, Y ALABAREMOS TU NOMBRE POR SIEMPRE”
Palabras de Mon. Ulises Antonio, nuevo arzobispo
Homilía en el inicio de mi ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar
Con gran cariño saludo a todos los presentes: Al Señor Nuncio Apostólico Mons. Pietro Parolín, a Mons. Ubaldo Santana, Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, a los señores Arzobispos y Obispos, gracias por acompañarme en este momento. La presencia de ustedes hace visible el misterio de comunión del colegio episcopal y es un estímulo y apoyo en esta nueva etapa de mi servicio pastoral.
Permítanme que salude de modo especial a Mons. Luis Medardo Luzardo Romero, a quien agradezco en nombre propio y en el de toda la Arquidiócesis, su entrega y su amor generoso a los guayaneses a lo largo de estos veinticinco años de servicio episcopal, amor que ha sabido ofrecer con sencillez y humildad. Pido para él un fuerte aplauso.
Coral de la Catedral Metropolitana de Ciudad Bolívar
Saludo al presbiterio de Ciudad Bolívar y a los de las demás diócesis que conforman esta Provincia eclesiástica. A mis hermanos mercedarios, encabezados por el Superior General de la Orden, Padre Pablo Ordoñe, a los mercedarios llegados de varios países y a mis hermanos de la Vicaría mercedaria de Venezuela. Saludo a los sacerdotes caroreños y a los sacerdotes amigos llegados de otras regiones del país y de Colombia. Saludo a los diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas, a los miembros de los grupos de apostolado, a los que siguen esta celebración por los medios de comunicación social, y a todos ustedes, hermanos y hermanas, pueblo de Dios que peregrina en Guayana, para todos mi saludo y mi cariño.
Saludo a mi familia, mi mamá anhelaba estar presente, su estado de salud no se lo ha permitido, me acompaña desde Coro, a mis hermanos y cuñadas. A todos los amigos venidos de Carora les doy un abrazo de amistad sincera en nombre del Señor Jesús.
Con mi saludo vaya también mi agradecimiento a todos los que con tanto esmero y cariño han preparado esta celebración de acción de gracias al iniciar mi servicio episcopal en esta Arquidiócesis.
Mons. Ulises saluda a un grupo de religiosas
Hace apenas unos meses no podía ni siquiera imaginar que llegaría a esta bendita tierra de Guayana como su pastor. Después de siete años y medio como Obispo de Carora el santo Padre me envía a esta Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, una de las más antiguas de Venezuela, cuya partida de nacimiento data del 20 de mayo de 1790 con el nombre de Santo Tomás de Guayana. Por aquí han pasado grandes obispos, entre ellos Mons. Mariano Talavera y Garcés, coriano de nacimiento, Administrador Apostólico por espacio de catorce años entre 1829 y 1842, hombre de letras y de notable influencia, muy ligado a la gesta de la independencia, durante su Administración se concluyó esta bella Catedral en que nos encontramos; Mons. Manuel Arroyo Niño, natural de Carora, con un largo pontificado de 28 años, solo por mencionar algunos, ligados a Coro y a Carora. Y en la segunda etapa, ya como Arquidiócesis, grandes Arzobispos como el larense Mons. Juan José Bernal Ortiz, primer Arzobispo, prestó sus servicios pastorales por espacio de 16 años, fundó numerosas parroquias y contribuyó a las grandes transformaciones del Estado Bolívar en la segunda mitad del siglo XX. Hombre bondadoso y alegre, recordado con cariño en la levítica ciudad de Carora por haber sido párroco de la tradicional iglesia de San Juan; Mons. Crisanto Darío Mata Cova, apasionado por el mundo indígena y por la educación de los niños y jóvenes, tuvo un fructífero y largo pontificado de 20 años, hay que destacar su entrega y servicio a los barrios y sectores marginales, fue el “Obispo misionero, defensor de los indígenas”; y por último Mons. Luis Medardo Luzardo, zuliano de los Puertos de Altagracia, obispo cercano, humilde, sencillo, pastor según el corazón de Cristo, los guayaneses saben mucho de su sabiduría, prudencia, firmeza e infatigable dedicación pastoral. Muy querido entre sus hermanos obispos, de quien hoy tomo el relevo, con la certeza de que es Cristo quien antes en él y ahora en mi quiere seguir actuando entre ustedes para continuar extendiendo su Reino.
Mons. Ulises visita al grupo de Cáritas Arquidiocesana
Desde el momento en el que el Señor Nuncio me comunicó que el Santo Padre Benedicto XVI me nombraba Arzobispo de Ciudad Bolívar, me propuse que el Sí que un día di al Señor en mi ordenación sacerdotal, fuera ahora un SI con mayor decisión y entrega para que Jesucristo sea el único protagonista de mi ministerio episcopal y para que me dé el don de ser pastor según su corazón. Quiero estar entre ustedes como auténtico mensajero y servidor, les ruego me acojan y vean siempre como el servidor de todos.
Agradezco al Santo Padre Benedicto XVI a quien le expreso de corazón por
medio del Señor Nuncio apostólico mi adhesión a su persona y la confianza que ha depositado en mì al ponerme al frente de esta porción del pueblo de Dios. Sé de mis limitaciones y carencias, quiero tener presente siempre que soy barro en manos del alfarero, que un día me miró con amor y me llamó para que caminara con Él y le ayudase a construir su Reino de paz y de justicia entre los hombres.
De izquierda a derecha:P. Manuel Lozano, Mons. Ulises Antonio, Juan Manuel Barreiro, Juan Carlos Abreu (párroco de Maripa) posan junto a orillas del Orinoco
Vengo con mucha ilusión, sé que cuento con un grupo de sacerdotes entusiastas y con muchas ganas de dar lo mejor de sí, que aunque somos pocos, con el favor de Dios nos multiplicaremos para que la obra de Dios se realice entre nosotros y caminemos hacia una auténtica renovación pastoral y el crecimiento de la fe de nuestro pueblo.
Para responder a los retos y exigencias de nuestra realidad eclesial actual, queridos hermanos sacerdotes, debemos desinstalarnos, generar nuevas actitudes, entender la parroquia como casa y escuela de comunión, comunidades parroquiales en donde se dé la corresponsabilidad y participación efectiva de todos, pastores y laicos, asumiendo los compromisos con valentía. Los presbíteros y especialmente los párrocos, nos dicen los documentos eclesiales, son los más cercanos y estrechos colaboradores del obispo (PG,47), por eso, consciente de que sin su ayuda muy poco o nada podré hacer como obispo, les pido su colaboración y ayuda.
En su primera visita a Caicara12-12 2011 se reune con agentes de pastoral quienes se presentan y dan a conocer lo que cada uno hace
Para que nuestra labor pastoral sea creíble y contagiosa es necesario que vivamos una auténtica conversión pastoral, que supone la conversión personal, vivir una espiritualidad de comunión y participación, en actitud de apertura, diálogo y disponibilidad. No vengo a imponer nada, ni traigo proyectos especiales, vengo, eso sí, con la mejor buena voluntad a proponerles el camino del Evangelio, para que juntos construyamos el Reino de Dios, en el aquí y ahora de nuestro presente. Quiero ser para ustedes y con ustedes, padre, pastor y hermano, con las puertas de mi casa y de mi corazón, siempre abiertas para encontrarnos, tanto en los momentos felices como en los difíciles y duros que nos depara la vida.
Una de las primeras prioridades que afrontaremos con urgencia, creatividad y valentía será la pastoral vocacional, a la que invito a todos, yo el primero, y conmigo los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos comprometidos. A todos los convoco a trabajar en la promoción vocacional. En todas las comunidades cristianas haremos nuestra la solicitud del Señor: “Rueguen al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”. Es tarea de todos cultivar las vocaciones y secundarlas con la oración y el testimonio de vida. En la medida que tengamos una fuerte experiencia de Dios y un encuentro vivo con Jesucristo, estemos seguros que muchos jóvenes querrán vivir también esa experiencia de Dios y se decidirán a seguir al Señor como sacerdote o como consagrado. El testimonio de vida será sin duda la mejor promoción vocacional.
Inicio de la concelebración Eucarística
De manera especial quiero saludar a los sacerdotes misioneros malagueños, quienes desde hace más de de cincuenta años atienden las comunidades cristianas de Caicara del Orinoco y del Municipio Cedeño. Con mi saludo vaya también mi gratitud a la Diócesis de Málaga en España, que tan generosamente nos ha ayudado a lo largo de estos años con 41 sacerdotes misioneros, con muchos misioneros laicos y con una significativa ayuda económica para el mantenimiento de las distintas obras de la misión. Muy pronto quiero visitarlos y conocer la estupenda labor que realizan.
A los consagrados y consagradas, testigos de la presencia viva de Dios en el mundo, quiero darles una palabra de aliento, ustedes son un signo creíble del amor de Dios. A los misioneros y misioneras que de forma callada y sacrificada se gastan y desgastan en lugares difíciles, atendiendo comunidades indígenas, las más pobres entre los pobres, gracias por su generosidad y testimonio. Esta Iglesia particular es y debe seguir siendo Iglesia Misionera. Cuenten con mi disponibilidad y servicio.
Primera Misa celebrada en Caicara por el nuevo arzobispo, Mons. Ulises Antonio Gutiérrez 12-12-2011
El seminario es uno de los bienes más precioso de nuestra Iglesia. “El corazón de la diócesis” lo llama el Concilio Vaticano II. El apoyo al seminario, tanto con la presencia física como con el sustento material debemos continuar asumiéndolo desde nuestras comunidades parroquiales y desde nuestra pobreza. Que los formadores y los seminaristas sientan que no están solos y que junto a ellos hay toda una comunidad eclesial apoyándolos con la oración, el cariño y los recursos materiales que necesitan para funcionar adecuadamente.
Invito con el papa Benedicto XVI a los seminaristas, a quienes saludo con cariño y esperanza: “a tener la mirada fija en Jesucristo”, para dedicarse completamente a la formación intelectual y espiritual, y para ser “firmes heraldos de la nueva evangelización”. Seminaristas varoniles, con una personalidad madura y equilibrada, capaces de establecer relaciones humanas y pastorales sólidas, teológicamente competentes, con profunda vida espiritual y amantes de la Iglesia (PG 48)
El P. Juan Manuel presenta al obispo una reseña histórica de lo que ha sido la presencia de la diócesis de Málaga en Caicara durante estos 25 años
La tarea de la Evangelización es responsabilidad del Obispo, de los sacerdotes y de todo bautizado. Para una presencia evangelizadora en todos los ambientes se hace necesaria la formación de los laicos. No faltará el apoyo a la Escuela de Teología, al mismo tiempo trabajaremos para que la Escuela de los Nuevos Ministerios laicales se proyecte como el centro de formación de los discípulos misioneros que necesita la Iglesia: áreas como el servicio de la caridad, de la palabra, de los enfermos, animadores de las comunidades a donde no llega el sacerdote, la educación de la fe en las escuelas y liceos, la evangelización de las comunidades indígenas, podrán ser mejor atendidas si contamos con un buen número de laicos discípulos y misioneros, que asuman con valentía su vocación bautismal y laical. Ellos, como ministros laicos, coordinados por los párrocos, serán sus mejores colaboradores.
Así todos, pastores y laicos, podremos testimoniar con alegría la verdad del Evangelio, para que como nos pide Aparecida seamos capaces de relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias. “Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino...” (DA 11)
Homilia de Mons. Ulises Gutierrez, donde da a conocer sus prioridades pastorales para la arquidiócesis y anuncia ell envío de dos sacerdotes de la arquidiócesis que se incorporarán al equipo misionero, uno de ellos es el actual diácono caicareño Alexi Castillo que será ordenado el día 11 de febrero 2012. Hubo un clamoroso aplauso ante estas noticias
Por eso quiero animarlos a todos a sentirse Iglesia y desde ese sentido de pertenencia continuar con la misión de la evangelización, en una pastoral renovada en las personas, estructuras y métodos, para así responder a los retos y exigencias de nuestra realidad actual. La Misión continental, la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela, el itinerario catequético, que ayuda a crecer y a madurar la vida de fe del niño y adolescente, la catequesis de adultos, acercar a los alejados, la preparación para el matrimonio, exigen una tarea ardua de todos. Dios me permita acompañarlos.
A los grupos de Apostolado y movimientos de Iglesia va también mi reconocimiento por la labor pastoral que realizan conforme a los carismas con que el Espíritu Santo enriquece a cada uno y a la Iglesia. Quiera el Señor que el amor, el respeto, la búsqueda de la verdad y la tolerancia nos permitan seguir trabajando en la gran obra de la evangelización conforme al mandato del Señor: “que todos sean uno”.
P. Manolo en nombre de la comunidad da las gracias a Dios por la presencia de Mons. Ulises, y a él por fortalecer la fe de nuestro pueblo y haber tenido el detalle de reconocer la fecunda labor de la Iglesia de Málaga en tierras caicareña
Mi palabra de aliento y de cariño para las familias, santuario del amor y de la vida, lugar privilegiado para vivir la fe, para trasmitir los valores del Evangelio. Será tarea de todos animar y ayudar a las familias, cada uno desde sus propias instancias. La pastoral familiar y los grupos y movimientos de familia contarán siempre con la oración, el apoyo y orientación de su pastor.
Un recuerdo y una oración para los enfermos, las personas mayores, los privados de libertad, los impedidos y hospitalizados, los que luchan por conseguir un empleo digno, los indígenas, a todos también los siento presentes aquí, comparto sus sufrimientos y angustias.
Mons. Ulises y el P. Manolo pican la torta que conmemora los 25 años de la Iglesia de Málaga en la Misión de Caicara del Orinoco. A continuación se cantó el cumpleaños bíblico y venezolano
Quiero tener también una palabra para los jóvenes: la reciente Jornada Mundial de la Juventud, realizada en agosto pasado en Madrid les ha invitado a tener como centro de sus vidas a Cristo, el lema, tomado de la carta de san Pablo a los colosenses 2,7 “Enraizados y edificados en Cristo, firmes en la fe” así lo subraya. Hoy la Iglesia sigue confiando en ustedes y ha hecho desde Puebla una opción preferencial por los jóvenes y los mira con confianza y amor. Ustedes, queridos jóvenes, siempre han estado presente en mi vida y en mi corazón. Cuento con ustedes, cuenten conmigo.
Mons. Ulises posa con un grupo de jóvenes de Caicara
Mis queridos guayaneses, de todos me siento hermano y a todos quiero servir con sencillez, los convoco a trabajar con entusiasmo. Quiero proponerles la verdad y belleza del Evangelio de Jesucristo. A ustedes les pido su oración y su ayuda para que pueda ser “obispo de todos, con todos y para todos”, siempre según el corazón, el modelo y las actitudes del Buen Pastor y que María, la Estrella de la Nueva Evangelización y Madre de los pastores, bajo la advocación de Ntra. Sra. Del Valle Patrona de la Arquidiócesis, interceda por todos nosotros. Amén
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