Cuando fui pensando cómo celebrar mi año jubilar ( el 50 de mi sacerdocio ) uno de los primeros deseos fue el visitar la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco, en donde “gasté y disfruté” seis años de mi vida, para poder celebrar también con aquellos amigos entrañables este acontecimiento.
Tuve la alegría de tener conmigo en la celebración de los 50 años en el Seminario Diocesano de Málaga, a Manolo Lozano y a Juande, y de recibir los regalos que traían de Caicara, de vosotros; era un motivo más para ir a Venezuela a visitaros.
Tengo que reconocer que tengo una cierta “querencia” (en términos taurinos) hacia Caicara y aunque me prometo no volver con tanta frecuencia, al final siempre encuentro una razón para volver. Ya he prometido volver para la ordenación sacerdotal de Alexis.
El 24 de Julio salí de Madrid hacia Caracas hacia el mediodía, y por aquello la diferencia horaria (seis horas ), por la tarde ya estaba allá, en donde me esperaba Antonio Collado y Noelia, una chica de Marbella que había estado haciendo una experiencia con las religiosas de Morichalito, y que se volvía a Málaga al día siguiente.
El 26 emprendimos el viaje hacia Caicara; salimos temprano y la primera parada fue en Charallave, en donde desayunamos. Las carreteras están mal, a pesar de que Venezuela es una de las primeras productoras de petróleo del mundo. A las 5 de la tarde llegamos a Cabruta, junto al Río Orinoco, en donde esperamos que llegara la “chalana” o ferry, bajo un sol de justicia. El Orinoco es impresionante, con unos cuantos kilómetros de anchura y plagado de “pirañas”. Es agradable el paseo por el río, y poco a poco íbamos descubriendo el final de nuestro viaje: Caicara del Orinoco, capital del Distrito Cedeño, que es poco menos que la mitad de Andalucía, y que tienen encomendados los cuatro sacerdotes de Málaga. Como podéis figuraros tienen tarea para entretenerse.
La Misión está dividida en tres grades zonas: Caicara, Santa Rosalía y Morichalito, y desde cada una se atienden a numerosos centros. Hay un sacerdote encargado de cada zona pero todos tienen alguna responsabilidad en Caicara.
En la casa de Caicara encontré algunas mejoras que la hace un poquito más habitable, en particular la terraza a la entrada, ganada a un terreno inútil y sucio que había junto a la acera y que ahora sirve para recibir visitas y para reuniones. Manolo Arteaga y Antonio Collado están encargados de esta zona de Caicara.
Después de instalarme en la casa, fui a la Parroquia y me encontré con el grupo de Evangelizadores que estaban preparando la nueva Escuela de Evangelización, que comienza en Agosto. Fue un momento emotivo de poder saludar a todos y cambiar las primeras impresiones; por supuesto que contaban conmigo para ayudarles durante las actividades de la Escuela. En estos primeros días llegó Juande de los días pasados en Málaga, y no se vino solo, pues con él venían tres jóvenes: Irene, de Motril, Carmen Loli y Juanjo, de Cuevas de San Marcos; ellos venían a colaborar con la Misión organizando unos campamentos para niños y jóvenes de Santa Rosalía y Morichalito.
Los primeros días me dediqué a visitar los distintos centros de Caicara y sus Capillas y a las familias que más conocía. Me dio mucha alegría estos encuentros; por mencionar algunos, con Sibilina ,que sigue cuidando a los sacerdotes con tanto cariño, con Mercedes Herrera, que hace con tanto esmero su trabajo de secretaría y de sacristana; y Wadad, siempre dispuesta a colaborar; con Emma, que lleva la enfermedad con fe y entereza y tan feliz con su hijo Alexis, que ya comienza el segundo curso de teología, que el Señor le de perseverancia; y tantos otros.
El primer Domingo tuvimos la celebración de mis bodas de oro en la Parroquia de Caicara, a la que acudieron de todos
los centros de la ciudad; Tuvimos la Eucaristía concelebrada
y en que la todos que pusieron mucho cariño, con una acción de gracias muy sentida y que yo agradecí de corazón. Después, en el salón parroquial tuvimos un compartir, en un ambiente de fiesta y alegría, con cantos, baile, “mariachis”, etc. Fue un rato inolvidable y de mucho agradecimiento.
En estos días colaboré en la Escuela de Evangelizadores, dando algunas charlas y ayudando en lo que me pedían. Había un grupo de veinte adultos y jóvenes que a lo largo del mes completarían un curso de formación intensiva y de vivencia de lo fundamental cristiano, para después llevarlo a la vida.
Al siguiente fin de semana le tocó el turno a la zona de Morichalito, que es la más amplia y más dura, por las distancias y por las carreteras (por llamarlas de alguna manera); de esa zona está encargado Manolo Lozano, con él estuve el sábado y el Domingo; el sábado por la tarde fuimos primero al Potrero, camino del Orinoco; en mis tiempos celebrábamos debajo de un mango que daba una sombra estupenda y un fruto sabroso. Ahora han construido una capilla sencilla y allí celebró Manolo la Eucaristía; yo confesé junto a la puerta y después dije unas palabras; hubo fotos para inmortalizar el momento. Nos fuimos a Morichalito en donde nos esperaban para la celebración de la Eucaristía y de mis 50 años de sacerdocio. También con mucho cariño y alegría y muchos recuerdos de cuando estuvimos aquí trabajando, los misioneros: el matrimonio formado por Juanmi y Pili, y Feli, junto conmigo. Allí sigue constante Adela, catequista y animadora de la comunidad, y las religiosas que están haciendo una gran labor con la escuela y visitando los centros. El Domingo fuimos a Bauxilúm, la urbanización de los que trabajan en las minas de bauxita, y allí celebré la Eucaristía y charlamos con la gente. Después, en “Las Flores” nos invitaron a comer cochino con cachapa, y nos volvimos a Caicara.
El tiempo se me iba de las manos y ya me quedaba solo una semana y se quejaban de que había ido por poco tiempo, lo cual era verdad. Pero como ya sabéis “tengo el corazón partío”, entre Málaga y Caicara.
En vísperas de dejar la Misión, fui a Santa Rosalía. Fue la primera zona en donde trabajé al llegar a la Misión, en 1991. Juande está encargado de esta zona y prepararon también una estupenda fiesta, con mucho cariño e ilusión; comenzamos con la Eucaristía, llena vivencias y agradecimiento; al final de esta, las niñas hicieron una danza muy expresiva y me ofrecieron algunos regalos. Después vino la fiesta y la cena que duró hasta tarde.
De madrugada, salimos en la chalana hacia Maracay, donde visité a una familia a la que quiero mucho, y después a Caracas. En todos estos desplazamientos conté siempre con mi amigo Carlos Lara, su mujer y su hija, que se prestaron a llevarme a los distintos sitios con mucha generosidad. Y así acabó esta experiencia maravillosa
Solo me queda decir que me habéis hecho feliz con vuestra acogida cariñosa y vuestro trato fraternal, me he sentido “en casa”. Gracias a todos y por todo. Que Dios os lo pague!
Tuve la alegría de tener conmigo en la celebración de los 50 años en el Seminario Diocesano de Málaga, a Manolo Lozano y a Juande, y de recibir los regalos que traían de Caicara, de vosotros; era un motivo más para ir a Venezuela a visitaros.
Tengo que reconocer que tengo una cierta “querencia” (en términos taurinos) hacia Caicara y aunque me prometo no volver con tanta frecuencia, al final siempre encuentro una razón para volver. Ya he prometido volver para la ordenación sacerdotal de Alexis.
El 24 de Julio salí de Madrid hacia Caracas hacia el mediodía, y por aquello la diferencia horaria (seis horas ), por la tarde ya estaba allá, en donde me esperaba Antonio Collado y Noelia, una chica de Marbella que había estado haciendo una experiencia con las religiosas de Morichalito, y que se volvía a Málaga al día siguiente.
El 26 emprendimos el viaje hacia Caicara; salimos temprano y la primera parada fue en Charallave, en donde desayunamos. Las carreteras están mal, a pesar de que Venezuela es una de las primeras productoras de petróleo del mundo. A las 5 de la tarde llegamos a Cabruta, junto al Río Orinoco, en donde esperamos que llegara la “chalana” o ferry, bajo un sol de justicia. El Orinoco es impresionante, con unos cuantos kilómetros de anchura y plagado de “pirañas”. Es agradable el paseo por el río, y poco a poco íbamos descubriendo el final de nuestro viaje: Caicara del Orinoco, capital del Distrito Cedeño, que es poco menos que la mitad de Andalucía, y que tienen encomendados los cuatro sacerdotes de Málaga. Como podéis figuraros tienen tarea para entretenerse.
La Misión está dividida en tres grades zonas: Caicara, Santa Rosalía y Morichalito, y desde cada una se atienden a numerosos centros. Hay un sacerdote encargado de cada zona pero todos tienen alguna responsabilidad en Caicara.
En la casa de Caicara encontré algunas mejoras que la hace un poquito más habitable, en particular la terraza a la entrada, ganada a un terreno inútil y sucio que había junto a la acera y que ahora sirve para recibir visitas y para reuniones. Manolo Arteaga y Antonio Collado están encargados de esta zona de Caicara.
Después de instalarme en la casa, fui a la Parroquia y me encontré con el grupo de Evangelizadores que estaban preparando la nueva Escuela de Evangelización, que comienza en Agosto. Fue un momento emotivo de poder saludar a todos y cambiar las primeras impresiones; por supuesto que contaban conmigo para ayudarles durante las actividades de la Escuela. En estos primeros días llegó Juande de los días pasados en Málaga, y no se vino solo, pues con él venían tres jóvenes: Irene, de Motril, Carmen Loli y Juanjo, de Cuevas de San Marcos; ellos venían a colaborar con la Misión organizando unos campamentos para niños y jóvenes de Santa Rosalía y Morichalito.
Los primeros días me dediqué a visitar los distintos centros de Caicara y sus Capillas y a las familias que más conocía. Me dio mucha alegría estos encuentros; por mencionar algunos, con Sibilina ,que sigue cuidando a los sacerdotes con tanto cariño, con Mercedes Herrera, que hace con tanto esmero su trabajo de secretaría y de sacristana; y Wadad, siempre dispuesta a colaborar; con Emma, que lleva la enfermedad con fe y entereza y tan feliz con su hijo Alexis, que ya comienza el segundo curso de teología, que el Señor le de perseverancia; y tantos otros.
El primer Domingo tuvimos la celebración de mis bodas de oro en la Parroquia de Caicara, a la que acudieron de todos
los centros de la ciudad; Tuvimos la Eucaristía concelebrada
y en que la todos que pusieron mucho cariño, con una acción de gracias muy sentida y que yo agradecí de corazón. Después, en el salón parroquial tuvimos un compartir, en un ambiente de fiesta y alegría, con cantos, baile, “mariachis”, etc. Fue un rato inolvidable y de mucho agradecimiento.
En estos días colaboré en la Escuela de Evangelizadores, dando algunas charlas y ayudando en lo que me pedían. Había un grupo de veinte adultos y jóvenes que a lo largo del mes completarían un curso de formación intensiva y de vivencia de lo fundamental cristiano, para después llevarlo a la vida.
Al siguiente fin de semana le tocó el turno a la zona de Morichalito, que es la más amplia y más dura, por las distancias y por las carreteras (por llamarlas de alguna manera); de esa zona está encargado Manolo Lozano, con él estuve el sábado y el Domingo; el sábado por la tarde fuimos primero al Potrero, camino del Orinoco; en mis tiempos celebrábamos debajo de un mango que daba una sombra estupenda y un fruto sabroso. Ahora han construido una capilla sencilla y allí celebró Manolo la Eucaristía; yo confesé junto a la puerta y después dije unas palabras; hubo fotos para inmortalizar el momento. Nos fuimos a Morichalito en donde nos esperaban para la celebración de la Eucaristía y de mis 50 años de sacerdocio. También con mucho cariño y alegría y muchos recuerdos de cuando estuvimos aquí trabajando, los misioneros: el matrimonio formado por Juanmi y Pili, y Feli, junto conmigo. Allí sigue constante Adela, catequista y animadora de la comunidad, y las religiosas que están haciendo una gran labor con la escuela y visitando los centros. El Domingo fuimos a Bauxilúm, la urbanización de los que trabajan en las minas de bauxita, y allí celebré la Eucaristía y charlamos con la gente. Después, en “Las Flores” nos invitaron a comer cochino con cachapa, y nos volvimos a Caicara.
El tiempo se me iba de las manos y ya me quedaba solo una semana y se quejaban de que había ido por poco tiempo, lo cual era verdad. Pero como ya sabéis “tengo el corazón partío”, entre Málaga y Caicara.
En vísperas de dejar la Misión, fui a Santa Rosalía. Fue la primera zona en donde trabajé al llegar a la Misión, en 1991. Juande está encargado de esta zona y prepararon también una estupenda fiesta, con mucho cariño e ilusión; comenzamos con la Eucaristía, llena vivencias y agradecimiento; al final de esta, las niñas hicieron una danza muy expresiva y me ofrecieron algunos regalos. Después vino la fiesta y la cena que duró hasta tarde.
De madrugada, salimos en la chalana hacia Maracay, donde visité a una familia a la que quiero mucho, y después a Caracas. En todos estos desplazamientos conté siempre con mi amigo Carlos Lara, su mujer y su hija, que se prestaron a llevarme a los distintos sitios con mucha generosidad. Y así acabó esta experiencia maravillosa
Solo me queda decir que me habéis hecho feliz con vuestra acogida cariñosa y vuestro trato fraternal, me he sentido “en casa”. Gracias a todos y por todo. Que Dios os lo pague!
2 comentarios:
HOLA ME LLAMO MARCIA, Y LOS INVITO A CAICARA DEL ORINOCO QUE ES LO MEJOR QUE HAY DE VERDAD ES DONDE HAY LOS MEJORES PLATOS DE COMIDAS Y DE CARNES Y LAS MAS BELLAS MUCHACHAS Y SOBRE TODO CARIÑOSAS SI QUIEREN SABER MAS SOBRE ELLAS ESCIBANME O LAMEN:0416 4341935 "CAICARA LO MEJOR"
Mi más sentido pésame desde Málaga, tanto mío como de mi hermano y mis padres, Juanmi y Pili que tantos momentos han pasado con el Padre Fernando. Que Descanse en Paz y Dios lo acoja. Desde el alma, un abrazo Fernando.
Publicar un comentario